Soul Reconnect – Coaching para personas con cáncer

Relación médico-paciente oncológico

La relación médico-paciente en oncología

¿Cómo te comunicas con tu oncólogo?, ¿qué tipo de relación te gustaría tener?, ¿qué necesitas de él o ella? y… ¿qué estás dispuesta a ofrecer para caminar en esa dirección? Son algunas de las preguntas que puedes hacerte a la hora de establecer la relación médico-paciente.

Modelos de relación médico-paciente

A lo largo de la historia, las necesidades de los pacientes han ido evolucionando, y con ellas, los aspectos comunicativos y relacionales que definen la relación médico-paciente. El oncólogo americano Emanuel publicó en 1999 un artículo en el que definía cuatro modelos de relación médico – paciente:

Modelo paternalista

Una vez establecido el diagnóstico, el médico determina qué es lo mejor para el paciente y para su salud. Le da información seleccionada de los tratamientos que considera idóneos para su salud, dirigiéndole hacia donde, según su criterio, debe ir. El paciente opina poco. Hay una relación jerárquica y de poder, en que se coloca al médico como el sabio y al paciente como el receptor pasivo.

Modelo informativo

Es un modelo técnico, caracterizado por el empleo de una gran cantidad de información científica. El médico proporciona al paciente datos relativos a su enfermedad, diferentes tratamientos, con los riesgos y beneficios que cada una conlleva. Es lo que hacía el médico de la serie House.

Modelo interpretativo

En este caso, el papel del médico es ayudar al paciente a entender aquello que es importante para él, sus valores, y ejercer como consejero, sin juzgar. La posición del médico es jerárquica, ya que se da por hecho que sabe mejor que el paciente lo que el paciente desea.

Modelo deliberativo

La relación-médico paciente ayuda al paciente a elegir, de entre sus valores relacionados con la salud, aquellos que son más importantes a tener en cuenta en el momento en que se encuentra. El médico actúa de maestro o amigo, indicando lo que el paciente podría hacer y lo que cree que encaja mejor con su persona, pero dejando en manos del paciente la decisión final.

Seguramente todos ellos te resultan familiares y puedes encontrar ejemplos en tu entorno de situaciones en que los has experimentado. De hecho, estos cuatro modelos conviven en espacio y tiempo.

Un mismo médico puede optar por uno u otro en función de la situación. Por ejemplo, el modelo paternalista es el más utilizado en casos de extrema urgencia, donde hace falta tomar decisiones importantes en muy poco tiempo. 

La relación médico-paciente desde un punto de vista histórico

Si miramos esta relación desde un punto de vista histórico, de un modelo paternalista inicial rígido, en que la relación entre el médico y el paciente es asimétrica y priva a este último de su autonomía y su capacidad de elección, se fue pasando a modelos más igualitarios. En los que entran en juego conceptos como la autonomía, libertad, respeto, confianza y confidencialidad.

Desde mediados del siglo XX el médico adquiere una dimensión más humana, sin dejar por ello de lado su capacidad técnica, y el paciente gana en poder y reconocimiento ante los ojos del profesional. El paciente se convierte además en una pieza clave durante su enfermedad y en el proceso de curación.

El paciente ya no espera que se le de la solución final, sino que se le asesore y se le ayude a decidir libremente.

El desarrollo de Internet introdujo grandes cambios en la relación entre médico y paciente. Los pacientes se erigen como individuos equipados, empoderados, capacitados y comprometidos, que utilizan Internet para buscar información acerca de un tema de salud tanto para ellos como para alguien de su entorno.

Con la información que obtienen a través de Internet tienen la oportunidad de entender mejor su enfermedad y hacer preguntas relevantes a sus médicos. Además, entienden que sus médicos no pueden estar al corriente de todos los avances y ofrecen ideas y soluciones.

Así, el papel del médico evoluciona. El paciente ya no espera que se le dé la solución final, sino que se le asesore y se le ayude a decidir libremente.

Los tipos genéricos de relación médico-paciente descritos hasta ahora no son muy diferentes de los que se establecen entre un oncólogo y la persona a la que trata. Sí es cierto que los pacientes oncológicos describen experiencias muy diferentes dependiendo de la ciudad o del hospital en que se encuentren.

En algunos casos, el médico es increíblemente humano; en otros, sigue aferrado a la antigua escuela y se dedica a dictar lo que el paciente debe hacer, sin permitir las preguntas o diferentes puntos de vista.

Hacia dónde queremos ir con estas relaciones médicas

Un paso más en este tipo de relación que se establece entre el médico y el paciente es el que proponemos en Soul Reconnect, que se apoya en el uso de habilidades características del coaching que el equipo médico necesita conocer y practicar, como son:

  • la escucha activa, que facilita la apertura de las personas;
  • la empatía, que contribuye a que el paciente se sienta acompañado;
  • las preguntas abiertas, que permiten establecer una relación de confianza basada en un objetivo común, y
  • la mirada atenta, aquella que nace del respeto y contribuye a crear un entorno seguro.

Es fundamental que entre el médico y el paciente oncológico se construya un ambiente seguro que les permita expresarse sin miedo. Para ello, ambos han de dejar fuera de la sala el juicio, y aproximarse al otro con curiosidad y con ganas de aprender y saber más. Ninguno es enemigo del otro sino que se busca trabajar en equipo.

El oncólogo a menudo se siente cuestionado por las preguntas del paciente. De la misma manera, el paciente también se siente juzgado en ocasiones por su comportamiento, o por el empleo de algunas terapias complementarias.

Una relación basada en el coaching tira por tierra los prejuicios para permitir a las personas comunicarse desde la sinceridad y la buena fe.

Una relación basada en el coaching tira por tierra los prejuicios para permitir a las personas comunicarse desde la sinceridad y la buena fe.

Y tú, ¿qué relación quieres con tu oncólogo?

En base a cómo ocupamos nosotros la parte de la relación que nos corresponde, podemos ayudar al otro a ocupar la suya. ¿Cómo te posicionas tú como paciente? ¿Qué le pides a tu equipo médico? ¿Cómo te acercas a ellos, qué actitud prima en ti? Puede ser la defensiva, la sumisa, la de rechazo, la curiosa…

Necesitamos mover ficha, comprometernos con nosotras mismas y construir, a partir de ahí, aquello que queremos.

Si hay algo maravilloso en las relaciones humanas es la capacidad que tenemos todos de provocar el cambio en nuestro entorno. Para ello, necesitamos mover ficha, comprometernos con nosotras mismas y construir, a partir de ahí, aquello que queremos.

En el caso de la relación con tus médicos: ¿Cómo quieres que sea?, ¿qué necesitas de ellos?, ¿cómo lo puedes manifestar? ¿qué les puedes ofrecer para trabajar en equipo en busca del objetivo común de superar el cáncer de mama?

Emanuel, E. y Emanuel, L. (1999). Cuatro modelos de la relación médico-paciente. Bioética para clínicos, 109-126.

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