Me siento frente al papel y, al releer el título de este post, me doy cuenta de lo diferente que es hablar de las consecuencias del cáncer de mama en sí y hablar de los efectos que traen consigo los tratamientos para eliminar el cáncer.
En cualquiera de los casos, hablar acerca de las consecuencias psicológicas normalmente nos conecta con las secuelas o los efectos negativos que, tanto el cáncer de mama como su tratamiento, pueden tener en una persona. En algunos casos, resulta complicado separar unas de otras, y veremos por qué.
Quemobrain o quimiocerebro
Una de las consecuencias psicológicas habituales, y también desconocida, es el denominado quimiocerebro, una traducción en mi opinión algo desacertada de la palabra inglesa “chemobrain”.
Se llama quimiocerebro a la toxicidad que la quimioterapia provoca en el cerebro y que pueden traer consigo una serie de consecuencias cognitivas como son los olvidos, la sensación de que una niebla se ha instalado en nuestra cabeza…
Se llama quimiocerebro a la toxicidad que la quimioterapia provoca en el cerebro y que pueden traer consigo una serie de consecuencias cognitivas como son los olvidos, la sensación de que una niebla se ha instalado en nuestra cabeza y no nos permite pensar con claridad, la dificultad para encontrar algunas palabras o para concentrarse.
En 2005, un artículo académico definía por primera vez el concepto1. En 2015, otro artículo académico2 aún cuestionaba qué parte de los efectos que se recogen bajo el paraguas de quimiocerebro eran realmente provocados por la quimioterapia o por el impacto del diagnóstico y posteriores actuaciones médicas.
Al margen de esta valoración, es importante resaltar una de las aportaciones del artículo. Y es que, por medio del diagnóstico por imágenes, este texto recogía cómo el posible deterioro que podía producirse en la materia gris y blanca se compensaba con un desarrollo de otras áreas del cerebro. Equilibraban y compensaban la pérdida cognitiva.
Consecuencias psicológicas y cognitivas de la quimioterapia
Así que, ¿de qué estamos hablando? De algunas de las consecuencias psicológicas y cognitivas que pueden venir provocadas por la toxicidad de la quimioterapia en el cerebro:
Los olvidos
Pueden ser de todo tipo. Desde no recordar dónde has dejado las llaves hasta no acordarte de una conversación muy importante que has tenido con tu mejor amiga.
La neblina
Es una sensación difícil de describir. Una especie de niebla no te permite acceder de forma clara a tus pensamientos. Sabes que tienes la información en tu disco duro pero no logras llegar a ella.
Cuando lo viví, pude comprender mejor a mi padre, que en esa época comenzaba a tener alzheimer y se olvidaba a veces del número secreto de la tarjeta de crédito. A mí me pasaba igual. En un momento no lo recordaba y al cabo de diez minutos lo recuperaba con enorme claridad.
Dificultad para hacer algunas cosas
Por ejemplo, llamar a la tintorería o a algún lugar para solicitar información. Era como si no me viera capaz de hacerlo. Me faltaba la confianza, la iniciativa, la fuerza.
Falta de concentración
Que te impide recordar o fijarte en lo que haces. Lees y no sabes lo que has leído, o no eres capaz de seguir el argumento de una película.
Otras consecuencias psicológicas
Además, la experiencia de cáncer de mama puede traer consigo otro tipo de reacciones y consecuencias psicológicas como son la ansiedad, el miedo a la recaída o la angustia.
También puede aparecer la pérdida de confianza en una misma, bien debido a la toxicidad que acabamos de ver o como reacción natural ante una situación que nos supera. En esos casos, puede que demos a los demás un poder que normalmente nos correspondería a nosotras.
- El poder para tomar decisiones. Dejamos que aquellos que nos quieren decidan por nosotras el tratamiento que nos conviene o el lugar donde hacerlo, lo que vamos a comer o los lugares a los que iremos, cuándo salir y con quien…
- La capacidad de elegir. Esa falta de confianza nos lleva a dudar y no ser capaces de elegir lo que queremos para nosotras.
- Nuestra fuerza interior. Nos olvidamos de esa mujer salvaje que llevamos dentro, de la que habla Clarissa Pinkola en su libro “Mujeres que corren con los lobos”.
Saber que todo esto puede ocurrir nos permite estar alerta para, en caso de percibir que nos adentramos en alguna de estas consecuencias, poder tomar medidas.
Consecuencias positivas
Por suerte, no todo son secuelas y aspectos negativos. También durante y tras un cáncer de mama, y como resultado del proceso, pueden aparecer una serie de sensaciones en nosotras que nos ayudan a crecer y adoptar una nueva perspectiva ante la vida.
Por ejemplo, muchas mujeres que reciben un diagnóstico de cáncer de mama se sienten con más fuerza que nunca, decididas a vivir cada minuto y a afrontar la situación con ímpetu. Se sienten capaces, empoderadas, dueñas de su destino.
Muchas mujeres que reciben un diagnóstico de cáncer de mama se sienten con más fuerza que nunca, decididas a vivir cada minuto y a afrontar la situación con ímpetu.
También recuperan la capacidad de vivir en el presente, en el aquí y en el ahora, disfrutando de las pequeñas cosas de la vida cotidiana con una actitud de agradecimiento.
La experiencia de cáncer puede ayudar a relativizar otros problemas, restándoles importancia. De esta manera, muchas mujeres aligeran la mochila psicológica con la que cargaban.
Otras pueden plantearse cómo quieren vivir su vida a partir de ese momento, y empiezan a eliminar de su círculo a las personas que consideran tóxicas. Parar les permite reflexionar y redefinir su futuro. Tanto el qué, el cómo y el con quién.
En cualquier caso, cada una de nosotras somos únicas, por eso, tu experiencia será diferente a la del resto. Tan valiosa como cualquiera. Recuerda, que al final, tú eliges cómo quieres transformarla.
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1 Staat, Kari; Segatore, Milena (2005). The Phenomenon of Chemo Brain. Clinical Journal of Oncology Nursing. Vol. 9, Iss. 6, 713-21.