El coaching es un importante instrumento de crecimiento profesional y personal. En nuestro caso, es el instrumento para llegar al paciente, nuestra forma de acompañarle, sabiendo que es una persona completa, con todos los recursos que pueda necesitar para lograr aquello que desea.
Lo utilizamos con los pacientes, sí. Y la inspiración para hacerlo nace de nuestro trabajo con todo tipo de perfiles de personas, desde líderes y altos directivos hasta jóvenes profesionales en busca de una carrera; desde personas que vienen a vernos con una visión clara de lo que buscan hasta otras que, simplemente, se encuentran perdidas. Incluso el trabajo con estudiantes que hemos realizado resulta enormemente enriquecedor.
El coaching es una gran herramienta para el crecimiento personal y profesional. Hoy nos centramos en el crecimiento profesional y profundizamos en cómo el coaching ayuda a forjar líderes.
¿Cómo logramos el crecimiento profesional a través del coaching?
Partimos de la base de que el coaching es una disciplina de acompañamiento a la persona que se centra en objetivos definidos por el cliente. Es decir, que cuando empezamos un proceso de coaching, sabemos lo que el cliente va buscando.
Pueden ser objetivos de desarrollo personal y profesional concretos, como por ejemplo, “quiero ser capaz de gestionar mejor el conflicto”. En este caso, pediríamos a nuestro cliente que especifique qué entiende por “mejor”, como objetivos más ambiguos, del tipo, “quiero dejar de sentirme mal”, o “estoy perdido y quiero buscar hacia dónde ir”.
En todos estos casos, los objetivos a alcanzar se pueden convertir en hilos de los cuales tirar para ir profundizando en la persona, sus miedos, sus creencias, sus limitaciones impuestas, sus sueños y sus anhelos, que puede culminar en el desarrollo de un plan de crecimiento profesional diseñado conjuntamente.
Los objetivos a alcanzar se pueden convertir en hilos de los cuales tirar para ir profundizando en la persona.
La importancia del desarrollo profesional a través del coaching
A partir del trabajo de coaching, se produce un crecimiento personal que inmediatamente tiene un impacto en el entorno profesional.
A veces se utilizan como punto de partida cuestionarios de evaluación o de personalidad, como el 360, el NEO o el DISC, entre otros. Nos permiten acceder, en el caso del 360, a la percepción que los demás tienen de nosotros en el trabajo, evidenciando las fortalezas y áreas de mejora. A partir de esta información, comenzamos a indagar por medio de preguntas y conversaciones que permiten al cliente explorarse y conocerse mejor a sí mismo.
La toma de conciencia es el primer paso para poder llevar a cabo una transformación. Desde el momento en que nuestro líder entiende qué necesita incorporar en su relación con los demás, puede empezar a dar pasos en esta dirección.
Un sinfín de herramientas nos permiten ayudar al cliente a transformar los aspectos en los que quiere centrarse. Y el cambio es muy rápido.
Desde el momento en que nuestro líder entiende qué necesita incorporar en su relación con los demás, puede empezar a dar pasos en esta dirección.
Modelos de liderazgo en nuestro crecimiento profesional
Nuestra forma de ser se refleja en nuestro estilo de liderazgo. Liderar hace referencia tanto a la forma en que guiamos a los equipos con los que trabajamos como a una capacidad más personal relacionada con cómo nos gestionamos a nosotros y nos damos el apoyo y ayuda que necesitamos para ser quienes realmente queremos ser.
En mi trabajo con líderes de grandes multinacionales en la escuela de negocios IMD, a menudo comienzo el proceso preguntándoles: “¿qué tipo de líder quieres ser?”. Tras una breve reflexión, normalmente conectan con un perfil de persona inspiradora y empática que ofrece apoyo y acompañamiento a los miembros de su equipo desde la escucha y una mirada que les capacita.
Ese es el tipo de persona en que se quieren convertir y las preguntas sirven de guía para orientar su crecimiento personal. A partir de ahí, en base a diferentes modelos de liderazgo, profundizan en el estilo de liderazgo personal que quieren desarrollar, y en las habilidades que necesitan para crecer profesionalmente.
Cuando, durante las sesiones de coaching ,vamos desgranando aspectos de su personalidad y de su comportamiento, aprenden a rescatar de dentro de sí mismo esas capacidades inspiradoras a las que hicieron referencia en la primera sesión.
Una vez rescatadas, sólo queda reconectar con ellas para traerlas a su día a día.
Coaching como guía de crecimiento y desarrollo
Este camino de desarrollo profesional requiere compromiso, porque supone explorar una parte de nosotros mismos desconocida. Puede que incluso negada porque no nos gusta. Supone además salir de nuestra zona de confort, de ese lugar en que nos sentimos cómodos, para utilizar habilidades personales que tal vez han caído en desuso.
Cuántas veces hemos dicho: “yo soy así, y no se me da bien esto”. En realidad, somos seres completos, con todas las capacidades en nosotros. Al igual que entrenamos los músculos al ir al gimnasio, y algunos movimientos a los que no estamos habituados cuestan más que otros, utilizar nuestras capacidades requiere esfuerzo y tesón.
Cuántas veces hemos dicho: “yo soy así, y no se me da bien esto”. En realidad, somos seres completos, con todas las capacidades en nosotros.
Decir que algo no se me da bien porque soy así nos cierra la puerta a la transformación porque no nos permite ni intentarlo. ¿Y si en lugar de “esto no se me da bien”, nos proponemos un “voy a intentar esta nueva manera que me resulta más difícil y poco a poco iré mejorando”?
Nadie dice que sea fácil, de ahí la necesidad de un compromiso hacia ti mismo. Lo que sí es verdad es que resulta enormemente gratificante. Un plan de desarrollo personal y profesional puede ayudarnos a lograrlo.
Decir que algo no se me da bien porque soy así nos cierra la puerta a la transformación porque no nos permite ni intentarlo
Cómo desarrollar la capacidad de liderazgo
Como pacientes, como personas que estamos atravesando una situación de salud más o menos complicada, también somos líderes. Podemos liderar nuestra vida, liderar nuestra enfermedad, liderar al equipo de personas que nos rodea, ya sea médicos o seres queridos.
Las respuestas, la fuerza reside en nosotros. Es una fuente inagotable de recursos. A veces nos olvidamos de que existe, cuando, en realidad, es nuestro tesoro más preciado. Nosotros somos nuestra mejor herramienta de trabajo y de vida. Tenerla a punto para que nos permita dirigir y liderar nuestra vida nos hace, de alguna manera, más libres.
Nosotros somos nuestra mejor herramienta de trabajo y de vida.
Así que, pregúntate, ¿cómo eres en el trabajo, y en tu vida? ¿Qué tipo de liderazgo ejerces al relacionarte con los demás? Y ¿cómo te gustaría ser?
¿Qué te gustaría oír si un día escucharas una conversación acerca de ti en personas de tu entorno? ¿Cómo te gustaría que hablaran acerca de tu comportamiento o de tu personalidad? ¿Cuáles son los aspectos profesionales por los que quieres que te conozcan?
Reflexiona sobre estas preguntas y dime, ¿qué necesitas trabajar para poder convertirte en ese líder que deseas ser?
Las ideas expresadas en este blog son de su autora, coach profesional y en su día paciente de cáncer de mama. Se basan en su experiencia y su formación. Sus opiniones en ningún momento pretenden reemplazar el diagnóstico y tratamiento propuesto por el equipo médico.