Uno de los aspectos importantes de nuestra vida que, en la mayor parte de los casos, se ven más afectados por un diagnóstico de cáncer, es el de nuestro trabajo. Lo más habitual es que la persona con cáncer pida una baja laboral y deje de trabajar durante un cáncer.
Antes de llegar ahí, analicemos brevemente el estudio que ha revelado recientemente #workingwithcancerpledge, una nueva iniciativa desarrollada por el CEO de la multinacional Publicis tras pasar él mismo por la experiencia de un cáncer.
- Una de cada dos personas recibirá un diagnóstico de cáncer en algún momento de su vida: Algo que ya sabemos y nunca está de más recordar. El cáncer no es algo que le pasa a los otros. Nos pasa a todos.
- El 50% de los empleados tiene miedo o encuentra difícil revelar su diagnóstico a Recursos Humanos (RRHH): Este tema resulta también muy preocupante. Las razones por las que tienen miedo de ir a hablar con RRHH son variadas. Algunas personas sienten vergüenza; otras se sienten incomprendidas; otras temen que las releguen a otro puesto. Y muchas más creen que si revelan la naturaleza de su enfermedad, perderán su trabajo.
- El 50% de los empleados no habla con RRHH de la vuelta al trabajo: El miedo y otras barreras que acabamos de explicar impiden una comunicación abierta que a su vez dificulta la vuelta.
Curiosamente, el 92% de los diagnosticados que trabajan en estas organizaciones afirman que recibir apoyo tiene un impacto positivo en su salud. Por tanto, nos encontramos en una encrucijada: los afectados tenemos miedo a hablar con nuestra empresa y a la vez, su apoyo, cuando lo tenemos, tiene un impacto muy alto en nuestra recuperación.
Tenemos miedo a hablar con nuestra empresa y a la vez, su apoyo, cuando lo tenemos, tiene un impacto muy alto en nuestra recuperación.
El papel de las organizaciones
Es evidente por tanto que las empresas necesitan comprometerse. En primer lugar, hace falta crear un entorno seguro en las organizaciones que permita a sus empleados expresarse con libertad, sin miedo.
Reflexionemos: ¿Qué está ocurriendo si una persona no se atreve a hablar con RRHH? ¿Cuál es el motivo subyacente y cómo se puede abordar? ¿A qué tienen miedo? Sería necesario llevar a cabo acciones de evaluación del ambiente laboral y tomar medidas para crear vínculos dentro de la organización y un ambiente de trabajo en el que prime la tranquilidad mental de los empleados. Lo contrario genera estrés y no sólo mina la salud de las personas, sino que además va en detrimento de la calidad y el rendimiento de los equipos.
Por otro lado, es necesario implantar procesos dentro de la empresa que aseguren a aquellos individuos con cáncer el acceso a un acompañamiento y apoyo emocional profesional, serio y riguroso, en el que además de expresarse puedan utilizar este momento de sus vidas para hacer un parón y dedicarse a sí mismos, crecer y desarrollarse personalmente. Esta relación les ayudará además a preparar su vuelta al trabajo, definirla y adaptarla a sus nuevas necesidades del momento.
En tercer lugar, también el equipo necesita apoyo, recursos para saber manejarse en esta situación. Las herramientas que se les pueden ofrecer pueden ser, desde un soporte emocional ante la falta del colega o un trabajo de equipo para resituarse en el nuevo escenario con el que se encuentran, hasta la definición de pasos y procesos internos.
¿Y yo, que tengo cáncer, que hago?
Un momento como el que estamos describiendo nos permite parar y hacer una evaluación de qué queremos y cómo lo queremos. Evidentemente, cada persona elige cómo posicionarse ante su proceso y también ante su vuelta.
Nuestra propuesta pasa por hacer de este periódo nuestro aliado, permitiéndonos redefinir nuestra relación con nuestro trabajo, como parte de la revisión y adaptación a nuestro nuevo entorno.
Después de un cáncer no somos los mismos que antes, porque vivimos en permanente cambio. Por ello es tan importante reflexionar y reconstruir, desde nuestros propios deseos, aquello que queremos tener y quiénes queremos ser a partir de ahora.
Algunas opciones sobre volver al trabajo tras un cáncer
De nosotros depende en gran medida servirnos de algunas medidas que ye existen en muchas organizaciones y que el COVID ha ayudado a implantar con más rapidez:
- El teletrabajo: Quedarnos en casa con nuestro ordenador algunos días de la semana nos puede ayudar en la recuperación. He visto a mucha gente llevarse el ordenador al hospital durante el tratamiento o las estancias en el hospital. Trabajar les ayudaba a mantenerse distraídos hasta que, muy a menudo, si hablamos de quimioterapia, la toxicidad de la medicación ya no permite la concentración.
- La conciliación: Al mencionarla, nos vamos automáticamente a la idea de la familia. Conciliación en este caso también puede referirse a los tratamientos. El cáncer requiere horas de visitas a médicos, búsqueda de información, idas y venidas a tratamientos, que se prolongan una vez reincorporados al trabajo. Saber que podemos flexibilizar nuestro horario nos dará paz mental.
- La desconexión digital: ¿Y si aprovechamos el momento para dejar a un lado los estímulos que recibimos por todas partes? Bajar el volumen del ruido digital nos permitirá escuchar más otros sonidos que hasta ahora no estaban tan presentes. Muchos de ellos nuestros, voces internas, emociones o necesidades que hasta ahora estaban silenciadas y ahora se expresan.
La opción más importante a tener en cuenta, aquella que siempre tenemos, es nuestra capacidad de elegir cómo personas, la forma en que queremos transitar por aquello que nos pasa. Ya lo dijo Viktor Frankl, gran referente y superviviente del holocausto:
Viktor Frankl
Las ideas expresadas en este blog son de su autora, coach profesional y en su día paciente de cáncer de mama. Se basan en su experiencia y su formación. Sus opiniones en ningún momento pretenden reemplazar el diagnóstico y tratamiento propuesto por el equipo médico.